El conocido como kit de distribución no es más que un conjunto de elementos que actúa como el “alma” del vehículo, es decir, es el responsable de que todo funcione correctamente y las piezas engranen de forma adecuada. Más tánicamente, es el responsable del encendido del motor y de coordinar el movimiento de los gases del interior de su cilindro, sin los cuales resultaría imposible el movimiento del automóvil.
En nuestro taller mecánico en Sevilla sustituimos cada semana varios kit de distribución debido a que es una pieza que sufre desgaste con el paso del tiempo. Muchos fabricantes recomiendan sustituirlo cuando el coche lleva unos 60.000 kilómetros recorridos. Habitualmente se sustituye completamente, aunque algunas personas optan por reemplazar algunos de sus componentes (correa de distribución, poleas, tornillos y bomba de agua). Desde nuestro punto de vista, el cambio de la bomba de agua siempre es recomendable puesto que para su reemplazo hay que desmontar todo el kit, con lo que si se opta por cambiarla más adelante es posible que el importe de la mano de obra sea el mismo que si se actúa sobre el kit completo.
Esta operación mecánica requiere de ciertos conocimientos avanzados de mecánica, por eso es conveniente ponerla siempre en manos de profesionales cualificados. De hecho, hay que efectuarla en los plazos establecidos por el fabricante de cada coche, pues de lo contrario se corre el riesgo, por ejemplo, de que la correa se rompa y los pistones y las válvulas del motor queden desincronizadas y no encajen en el lugar correcto, lo que puede provocar una avería tan grande como la rotura del propio motor. Para saber cuándo es el momento adecuado, lo mejor es consultar el libro de mantenimiento del automóvil, aunque por regla general dicho plazo queda establecido entre los 60.000 y los 120.000 kilómetros. Obviamente, estas cifras dependerán del uso al que se someta el coche.
En este sentido, hacer un mantenimiento responsable es fundamental para retrasar esta operación (que no resulta muy económica en la mayoría de las ocasiones) lo máximo posible. Lo primero que hay que tener en cuenta es que apostar por recambios originales y nuevos es más que recomendable, aunque el desembolso sea mayor al de las piezas provenientes de desguaces. Asimismo, hay que vigilar el estado de la bomba de agua (que puede oxidarse y provocar fugas) y el de los rodillos, tensores y poleas, cuyo fallo puede provocar que nos quedemos “tirados” en la carretera. Nuestro consejo: mantente muy atento a los ruidos del coche, pues no hay manera mejor para detectar posibles anomalías como las que hemos comentado.